viernes, 23 de octubre de 2015

CIBERGEOPOLÍTICA, ORGANIZACIONES Y ALMA RUSA

¡NOVEDAD EDITORIAL DE HIPÉRBOLA JANUS!



"Tenemos el placer de presentar a nuestros lectores una nueva obra que, como viene siendo costumbre en nuestras publicaciones, no tiene precedente alguno en lengua castellana. «Cibergeopolítica, organizaciones y alma rusa» de Leonid Savin, un prestigioso analista geopolítico y pensador ruso que lleva años haciendo importantes aportaciones en el ámbito de la geopolítica, una rama de la ciencia política con la que recientemente nos estamos familiarizando y cuyas categorías analíticas son del todo necesarias para comprender el mundo actual."

Más información y compras: Hipérbola Janus

jueves, 22 de octubre de 2015

LA HUELGA

Por V. I. Lenin 


¿Por qué la gran producción fabril conduce siempre a las huelgas? Ello se debe a que el capitalismo lleva necesariamente a la lucha de los obreros contra los patronos, y cuando la producción se transforma en una producción hecha en gran escala esa lucha se convierte necesariamente en lucha huelguística.

Aclaremos esto.

Se denomina capitalismo a la organización de la sociedad en que la tierra, las fábricas, los instrumentos de producción, etc., pertenecen a un pequeño número de terratenientes y capitalistas, mientras la masa del pueblo no posee ninguna o casi ninguna propiedad y debe, por lo mismo, alquilar su fuerza de trabajo. Los terratenientes y los fabricantes contratan a los obreros, les obligan a producir tales o cuales artículos, que ellos venden en el mercado. Los patronos abonan a los obreros únicamente el salario imprescindible para que estos y sus familiares puedan bien que mal subsistir, y todo lo que el obrero rinde por encima de esa cantidad de productos necesaria para su mantenimiento se lo embolsa el patrono; esto constituye su ganancia. Por tanto, en la economía capitalista, la masa del pueblo trabaja a jornal para otros, no trabaja para sí, sino para los patronos, y lo hace por un salario. Se comprende que los patronos traten siempre de reducir el salario: cuanto menos entreguen a los obreros, más ganancia les queda. En cambio, los obreros tratan de recibir el mayor salario posible, para poder sostener a su familia con una alimentación abundante y sana, vivir en una buena casa, y no vestirse como pordioseros, sino como se viste todo el mundo. Por lo tanto, entre patronos y obreros se libra una lucha constante por el salario: el patrono tiene libertad para contratar al obrero que le convenga en gana, por lo que busca el más barato. El obrero tiene libertad para alquilarse al patrono que quiera, y busca el más caro, el que más pague. Trabaje el obrero en el campo o en la ciudad alquile sus brazos a un terrateniente, a un labrador rico, a un contratista o a un fabricante, siempre regatea con el patrono, luchando contra el por el salario.

Pero ¿puede el obrero, por sí solo, sostener esta lucha? Cada vez es mayor el número de obreros: los campesinos se arruinan y huyen de las aldeas a las ciudades y a las fábricas. Los terratenientes y los fabricantes introducen maquinas, que dejan sin trabajo a los obreros. En las ciudades aumenta sin cesar el número de parados, y en las aldeas, el de gente reducida a la miseria; la existencia de un pueblo hambriento hace que bajen más y más los salarios. Al obrero le es imposible luchar el solo contra el patrono, Si el obrero exige mayor salario o no acepta la rebaja del mismo, el patrono contestara: Vete a otra parte, son muchos los hambrientos que esperan a la puerta de la fábrica y se verán contentos de trabajar aunque sea por un salario bajo. 

El capitalista obtiene la posibilidad de aplastar por completo al obrero, de condenarle a muerte en un trabajo de forzados, y no solo a él, sino también a su mujer y a sus hijos. En efecto, ved las industrias en las que los obreros no han conseguido aun estar amparados por la ley y no pueden ofrecer resistencia a los capitalistas y comprobaréis que la jornada es increíblemente larga, hasta de 17 y 19 horas, que criaturas de cinco o seis años ejecutan un trabajo extenuador y que los obreros padecen hambre constantemente, condenados a una muerte lenta. Un ejemplo es de los obreros que trabajan a domicilio para los capitalistas; ¡pero cada obrero recordara otros muchos ejemplos! Ni siquiera bajo la esclavitud y bajo el régimen de servidumbre existió jamás una opresión tan tremenda del pueblo trabajador como la que sufren los obreros cuando no pueden oponer resistencia a los capitalistas ni conquistar leyes que limiten la arbitrariedad patronal.

Pues bien, para no permitir verse reducidos a esta situación tan extremada, los obreros inician la lucha más porfiada. Viendo que cada uno de ellos por si solo es impotente en absoluto y vive bajo amenaza de perecer bajo el yugo del capital, los obreros empiezan a alzarse juntos contra sus patronos. Dan comienzo las huelgas obreras. Al principio es frecuente que los obreros no tengan ni siquiera una idea clara de lo que tratan de conseguir, no comprenden por qué actúan así: simplemente rompen las máquinas y destruyen las fábricas. Lo único que desean es dar a conocer a los patronos su indignación, prueban sus fuerzas mancomunadas para salir de una situación insoportable, sin saber aún porque su situación es tan desesperada y cuáles deben ser sus aspiraciones. En todos los países, la indignación de los obreros comenzó con disturbios aislados, con motines, como los llaman en nuestro país la policía y los patronos. En todos los países, estos disturbios dieron lugar, de un lado, a las huelgas más o menos pacíficas y, de otro, a una lucha multifacética de la clase obrera por su emancipación.

Pero cuando los obreros proclaman juntos sus reivindicaciones y se niegan a someterse a quien tiene la bolsa de oro, entonces dejan de ser esclavos, se convierten en hombres y comienzan a exigir que su trabajo no solo sirva para enriquecer a un puñado de parásitos, sino que permita a los trabajadores vivir como personas. Los esclavos comienzan a presentar la reivindicación de transformarse en dueños; a trabajar y vivir no como quieran los terratenientes y los capitalistas, sino como quieran los propios trabajadores. Las huelgas infunden siempre tal espanto a los capitalistas porque comienzan a hacer vacilar su dominio. "Todas las ruedas se detienen, si así lo quiere tu brazo vigoroso", dice sobre la clase obrera una canción de los obreros alemanes. En efecto: las fábricas, las fincas de los terratenientes las maquinas, los ferrocarriles. etc., etc., Son, por decirlo así, ruedas de un enorme mecanismo: este mecanismo suministra distintos productos, los transforma, los distribuye donde es menester. Todo este mecanismo lo mueve el obrero, que cultiva la tierra, extrae el mineral, elabora las mercancías en las fábricas, construye casas, talleres y líneas férreas. Cuando los obreros se niegan a trabajar, todo este mecanismo amenaza con paralizarse. Cada huelga recuerda a los capitalistas que los verdaderos dueños no son ellos, sino los obreros, que proclaman sus derechos con creciente fuerza. Cada huelga recuerda a los obreros que su situación no es desesperada y que no están solos. Ved que enorme influencia ejerce una huelga tanto sobre los huelguistas como sobre los obreros de las fabricas vecinas o próximas o de las fábricas de la misma rama de industria. En los tiempos corrientes, pacíficos, el obrero arrastra en silencio su carga, no rechista ante el patrono, no reflexiona sobre su situación. Durante una huelga el obrero proclama en voz alta sus reivindicaciones, recuerda a los patronos todos los atropellos de que ha sido víctima, proclama derechos, no piensa en si solo ni en su salario exclusivamente, sino que piensa también en todos sus camaradas, que han abandonado el trabajo junto a con el que defienden la causa obrera sin temor a las privaciones. Toda huelga acarrea al obrero gran número de privaciones, y además tan terribles que solo pueden comparase con las calamidades de la guerra: hambre en la familia, pérdida de salario, a menudo detenciones, expulsión de la ciudad en que residía y donde trabajaba. Y a pesar de todas estas calamidades, los obreros desprecian a los que se apartan de sus camaradas y entran en componendas con el patrono. A pesar de las calamidades de la huelga, los obreros de las fábricas inmediatas sienten entusiasmo siempre que ven que sus camaradas han iniciado la lucha. ”Los hombres que resisten tales calamidades para quebrar la oposición de un burgués, sabrán quebrar también la fuerza de toda la burguesía”, decía un gran maestro del socialismo, Engels, hablando de las huelgas de los obreros ingleses. Con frecuencia, basta que se declare en huelga una fábrica para que inmediatamente comience una serie de huelgas en otras muchas fábricas. ¡Así de grande es la influencia moral de las huelgas, así de contagioso es el influjo que sobre los obreros ejerce el ver a sus camaradas que, aunque solo sea temporalmente, se transforma de esclavos en personas con los mismos derechos que los ricos! Toda huelga infunde con enorme fuerza a los obreros la idea del socialismo: la idea de la lucha de toda la clase obrera por su emancipación del yugo del capital. Es muy frecuente que, antes de una gran huelga, los obreros de una fábrica o de una industria o una ciudad cualquiera no conozcan apenas el socialismo ni piensen en él, pero que después de la huelga se extiendan cada vez más entre los círculos y las asociaciones y sean más y más los obreros que se hacen socialistas.


La huelga enseña a los obreros a comprender donde radica la fuerza de los patronos y donde la de los obreros, enseña a pensar no solo en su patrono ni en sus camaradas próximos, sino en todos los patronos, en toda la clase capitalista y en toda la clase obrera. Cuando un patrono que ha amasado millones a costa del trabajo de varias generaciones de obreros no accede al más modesto aumento del salario e incluso intenta reducirlo todavía más y, en caso de que los obreros ofrezcan resistencia, arroja a las calles a miles de familias hambrientas, entonces los obreros ven con claridad que toda la clase capitalista es enemiga de toda la clase obrera y que los obreros pueden confiar tan solo en sí mismos y en su unión.

miércoles, 14 de octubre de 2015

PATRIOTISMO E INTERNACIONALISMO

Por Georgi Dimitrov


Es necesario desarrollar la idea que conjuga un sano nacionalismo, correctamente entendido, con el internacionalismo proletario. El internacionalismo proletario debe apoyarse en este nacionalismo de cada país [...]. Entre el nacionalismo correctamente entendido y el internacionalismo proletario no existe y no puede existir contradicción alguna. El cosmopolitismo sin patria, que niega el sentimiento nacional y la idea de patria, no tiene nada en común con el internacionalismo proletario.


Diario personal, 12 de mayo de 1941

martes, 13 de octubre de 2015

EL NACIONALISMO NO DEBE SER CONFESIONAL

Por Onésimo Redondo


Decir que es "confesional" un movimiento político, significa que éste se determina, de modo directo y específico, a enarbolar la religión como uno de sus lemas, a su defensa como uno de los fines característicos del partido.

En este sentido es como decimos que el nacionalismo, concretamente el nacionalismo español, no debe ser confesional. Esta afirmación, si no choca - de ningún modo - con la doctrina y las normas generales o concretas de la Iglesia, sí choca con el parecer de un sinnúmero de católicos de los que podemos llamar "militantes", o católicos entusiastas.

¿Con que el nacionalismo español debe o puede ser anticatólico? ¿Es que a la España nacional, la verdadera, la de la historia gloriosa, se la puede separar de la religión católica?

Ya los que así preguntan entienden colocar al pensamiento nacionalista en una estrecha disyuntiva: si contestamos de modo desfavorable a la intención de las preguntas, nos replicarán: "¡Pues eso no es nacionalismo español!" Y si respondemos - como sin duda es más exacto - de conformidad con el sentido de las preguntas, argüirá seguidamente el católico receloso: luego el nacionalismo español debe ser nacionalismo católico, es decir, confesional.

Y aquí está el error. Porque podemos reconocer que la grandeza de España va enlazada a su catolicidad, aceptar que el nacionalismo no puede ser anticatólico, y sostener, sin embargo, como es nuestra tesis: "EL NACIONALISMO ESPAÑOL NO DEBE SER CONFESIONAL, no debe ser nacionalismo católico".

¿RAZONES? Son innumerables: imposibles de situar completamente en un artículo y además de tan gruesa importancia y conveniencia, lo mismo desde el punto de vista religioso que desde el punto de vista nacional, que sólo se explica la discrepancia de muchos temperamentos de derecha por una de esas formaciones impulsivas y rutinarias tan acreditadas y extendidas en los modos políticos del catolicismo español militante.

1º El nacionalismo, por principio, y bajo pena de extinción, es un movimiento nacional totalitario, esto es, encaminado a dominar en la nación por completo.

2º El nacionalismo ha de ser, en esencia, desde el primer instante, popular: con mayores aptitudes de popularidad que ningún partido político.

3º El pueblo español, en su generalidad, comprendiendo todas las regiones de nuestro territorio, no posee catolicismo militante. Esto no quiere decir que la mayoría de España sea anticatólica.

4º El nacionalismo va a disputar amplia y rápidamente la hegemonía de la masa obrera a las organizaciones marxistas: y los obreros, en su mayor parte, no son confesionales, no son católicos militantes.

5º El nacionalismo es un movimiento de lucha; debe llegar incluso a las actuaciones guerreras, de violencia, en servicio de España contra los traidores de dentro de ella. No es posible, ni conviene, ejercitar esas violencias en lo política con la Religión como bandera.

6º Como movimiento esencial espiritualista, es decir, inspirado y basado en virtudes cívicas, el culto a la Patria, la veneración de la propia Historia, el respeto a la jerarquía, la abnegación en beneficio del pueblo, la defensa de la familia cristiana, el nacionalismo respeta eficazmente a la Religión Católica
.
7º Decir que no es confesional no significa que el nacionalismo sea neutro. Es, precisamente, enemigo declarado de las fuerzas que se llaman neutras: liberalismo, masonería.

Como hay materia para más de un artículo, no pretendemos haber agotado las razones o proposiciones que fortalecen nuestra tesis; dejamos para números sucesivos el desarrollo de esas razones. Hay muchos jóvenes que sueñan con el fervor nacionalista, que anhelan ver hecho carne un gran movimiento de independencia con ese nombre, y que formados en el seno del catolicismo práctico y entusiasta, se hallan preocupados por la tenaz oposición al nacionalismo, tal como aquí le entendemos y debe entenderse, que es desprovisto de una especial protección de fe católica.

A muchos de ellos les aconsejamos lean o relean la conocida pastoral colectiva de los Obispos españoles, en la que pueden aprender tranquilidad y tolerancia.

Que recuerden concretamente las palabras de Jesús, en esa carta recordadas: "El que no está contra vosotros, a favor de vosotros está", y que no afirmen con mezquina intransigencia que esté retirado de Cristo el hombre o el partido que no esté con El, pero que tampoco esté contra los principios inmutables de justicia, de honestidad y fraternidad cristianas, regentados por la Iglesia.

lunes, 12 de octubre de 2015

MARXISMO Y UNIDAD NACIONAL

Por Vicente Uribe


La solución acertada de las reivindicaciones democráticas y parciales de las distintas nacionalidades de España se encuentra únicamente tomando en consideración todas las particularidades y condiciones interiores y exteriores del desenvolvimiento de la lucha general de todos los pueblos españoles para restaurar y consolidar la independencia e integridad de la Patria. Asimismo la guerra por la independencia de la República española no se puede examinar sin tener en cuenta su contenido social político interior y las condiciones internacionales que la rodean. Solamente de esta forma encontraremos los motivos teóricos exactos de la posición político-práctica que en esta guerra tenemos los proletarios y los comunistas de España y de todo el mundo. Al mismo tiempo que los más consecuentes internacionalistas somos los más fieles luchadores y defensores de la República española; los más entusiastas defensores de la Patria española; los más fieles ardientes patriotas de la España democrática; los más decididos enemigos de toda tendencia separatista; los más convencidos partidarios de la Unidad Nacional, del Frente Popular, de la Unidad popular.


El punto de partida para el esclarecimiento de todos los problemas planteados es, indudablemente, la cuestión de la substancia del carácter de la guerra actual de España. ¿Qué es lo que determina el carácter de la guerra? El carácter de la guerra actual de España está determinado por los grupos sociales, clases o fuerzas que la dirigen, en interés de qué grupos, clases o fuerzas se hace la guerra, qué intereses políticos se pretenden alcanzar a través de ésta.

martes, 6 de octubre de 2015

RAMIRO LEDESMA EN EL VERANO DE 1931

Por Martín Miguel Rubio Esteban


El pensamiento fascista de Ramiro era todavía en el verano de 1931 básicamente anarcosindicalista. Apoyó y defendió la huelga dura que hicieron los trabajadores de la Compañía de Telefónica contra sus amos yanquis. Incluso la apoyó con acciones directas. El presidente americano de Telefónica en Madrid fue víctima de un atentado perpetrado por el propio Ramiro y algunos de sus hombres al salir de su domicilio de La Castellana. Le encasquetaron un saco negro de esparto en la cabeza y lo tiraron al suelo para patearlo sobre el pavimento durante tres minutos. Cuando los cuatro asaltantes se marcharon le habían roto muchos huesos. Tuvo que ser hospitalizado durante cuatro meses en un hospital madrileño, para continuar su recuperación en otro hospital de Nueva York durante otros seis meses. Perdió un ojo y quedó cojo para siempre. Eran los tiempos de la acción directa y el ataque al colonialismo financiero extranjero en España por parte de Ramiro y sus doce primeros hombres. Los fascistas y los anarquistas ganaron la batalla. Los americanos abandonaron la Compañía, y ésta pasó a manos del Estado republicano. Ramiro lo recordaría siempre como su primera victoria política, olvidándose por completo de las terribles heridas causadas al ejecutivo americano.

Ramiro admiraba sobremanera al héroe de la aviación española Ramón Franco, y éste le puso en contacto con pseudofascistas portugueses que soñaban con un gran país totalitario y obrero mediante la unión de España y Portugal. Las relaciones con aquellos portugueses les servirían mucho después, tanto a él como a Onésimo Redondo, en sus pequeños destierros a Portugal. Antonio Pedro representaba entonces el fascismo portugués, con sus ideales cooperativistas y sindicalistas. Y Ramiro trabajaba con sus camaradas lusos para que el pequeño y bravo Portugal entrase en una órbita hispánica imperial y poderosa. La manoseada independencia de los portugueses no les había servido, a través de los siglos, más que para caer en una vergonzosa esclavitud a los designios de Inglaterra.

En julio de 1931 se perpetró también por los independentistas el Estatuto Catalán. Ramiro creía asistir ante el Estatut a una oleada de cobardía nacional que amenazaba apoderarse de la situación política de España. Temía que el crimen histórico de la independencia de Cataluña, envenenada por Maciá, fuera consumado y que los traidores, de espaldas a los intereses de la Patria, firmaran la disolución del pueblo español. Ramiro entonces, ante el crudo espectáculo de la disolución nacional, exigió con una proclamación, resueltamente, que si el Gobierno no se atrevía a hacer frente a la auténtica gravedad del episodio de Cataluña, reuniera al pueblo, y éste sabría defender con las armas la intangibilidad del territorio patrio. No era pura farsantería fascista. Ramiro Ledesma comenzó a hacer acopio de armas de fuego y a repartirlas entre las escuadras de la Conquista del Estado. Fue entonces cuando el Gobierno – que no los jueces – lo detuvieron por vez primera, y fue así cómo pasó dos mes en la cárcel Modelo de Madrid. Pero la cárcel no sólo no le arredró sino que lo soliviantó mucho más. Le cayó simpático al alcaide de la prisión, un antiguo profesor de Matemáticas, con el que jugó dos docenas de partidas de ajedrez de las que ambos ganaron y perdieron la mitad. Los flabelíferos de Ramiro dirían después que el zamorano se dejaba ganar algunas veces para ganarse la voluntad del jefe de los carceleros, y de ese modo ser bien tratado.


-          Nadie podrá comprender jamás que un pueblo identifique su libertad política con el logro de su exterminio.
-               Eres rotundo, Ramiro, y quizás razón no te falte. Pero lo siento, jaque mate. Esta tarde gano yo.


El traidor conato de secesión catalana restó apoyos a la naciente República entre amplios sectores de la derecha española, a quienes parecía que el Gobierno de la República mostraba excesiva tolerancia, casi criminal, ante los ataques contra la unidad de España que llevaban a cabo todos los días los gobernantes catalanes, subvencionados encima con el erario público, al que vertían su generosidad patria todos los bolsillos particulares de todos los lugares de España. El mayor apoyo al desarrollo fascista español fue la inclinación independentista de la mezquina clase política catalana.

Nada más salir de la cárcel, en cuya salida le esperaba su hermosa amada de 1.91cm de altura, Juana García, Ramiro Ledesma Ramos se propuso con firmeza y presteza formar una organización temible: las “Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista”, las JONS.

Como tenía ardientes deseos de libertad física, de moverse en lugares abiertos festoneados por lejanísimos horizontes, marchó con Juana García a un pequeño pueblo de Almería, Roquetas, y más concretamente a su pedanía de Aguadulce, en donde se instalaron en una casita junto al mar cartaginés, que cuando se enfurecía se metía en el jardín de la casa. Ramiro se sentía libre y feliz nadando en aquel mar cuyas aguas comenzaban rápidamente a enfriarse en aquel otoño constituyente de 1931. Se alejaba nadando de la playa hasta dos kilómetros de mar adentro, y luego, exultante por el riesgo, volvía radiante, fuerte, libre y feliz. Por la tarde escribía cartas parenéticas y exhortativas a sus camaradas más cercanos, como el vallisoletano Onésimo Redondo, que apelaban al combate por la unidad nacional. Y la noche de húmedo frescor le traía como regalo celeste el esbelto y perfecto cuerpo de Juana García, con aquellos ojos de color de mar, anhelante siempre de su amor masculino, quizás un poco compulsivo.

En el puerto de Almería, de contrabando, se hizo con su primera pistola, una Luger P08, con la que nunca dispararía contra nadie, y la que le fue incautada la última vez que entró en la cárcel. Le valió 400 pesetas junto a una caja de munición con ochenta y cuatro balas. Aquel mismo otoño, en el Paseo Marítimo de Almería, encontró a un joven aristócrata de 23 años, Luis, hijo bastardo del Rey Alfonso XIII, que había leído a Curzio Malaparte, y que quería poner sus dotes de escritor de teatro al servicio del naciente movimiento de Ramiro, las JONS. Hablaba con un ceceo muy singular que, lejos de restarle pose intelectual, le añadía una depuradísima elegancia aristocrática muy del gusto de Ramiro.


-          Todos los borbones han sido grandes sementales. Se podría organizar toda una escuadra de las JONS sólo con todos mis hermanos bastardos – afirmó Luis.
-          Pero eso parece un privilegio de sultán otomano, más que de un Rey cristiano y español, mi querido marqués, que veo que te resbala mucho tu paternidad biológica.
-   Cuando me lo dijeron al cumplir los dieciséis años, sufrí todo lo que tenía que sufrir, y ahora ya no tengo lágrimas para eso. Ahora sólo vivo para el Teatro, un Teatro al servicio de una España imperial.

Extraído de: El Imparcial


lunes, 5 de octubre de 2015

EL CAMINO DE LA REVOLUCIÓN

Por Ceferino Maestú


Evidentemente, la revolución debe ser una transformación de las estructuras jurídicas, sociales y económicas de un país, pero procurando evitar, hasta donde sea posible, el desorden  provocado por el cambio de un orden a otro, con todas las consecuencias nefastas que  pueden  sobrevenir. La revolución no está en la algarada, sino en la transformación real.  Muchas veces ha ocurrido que los trabajadores han desahogado sus aspiraciones en una simple revuelta ciega sin objetivos precisos. Y no se trata de desahogarse, de vengarse, sino de  modificar una realidad, de construir un orden nuevo para la sociedad y para la economía.

Ahora, en cualquier lugar, la tentación de los revolucionarios es escuchar las voces de sirena, atender a quienes pretenden distraerlos con pequeñeces, enzarzarles en las luchas pequeñas, en las polémicas sin trascendencia, gastar su pasión y su capacidad de acción en despejar el camino de perros. Pero, como nos enseñaba Ramiro Ledesma Ramos, hay que ponerse  algodones en los oídos, si es necesario, para concentrar todo el esfuerzo en una sola dirección,  hacia la conquista de las metas revolucionarias propuestas. Hay que pelear como si nada ocurriera a nuestro alrededor, preparando unos equipos de hombres con ideas claras, señalándose unos objetivos sucesivos que nos acerquen a donde queremos ir, y despreciando  olímpicamente a quienes tratan de llevarnos a su terreno para tendernos sus trampas y hacernos fracasar.

Pero  volvamos a la línea de nuestra exposición. Aunque pueda haber casos en los que esté  plenamente justificada la expropiación sin indemnización previa ni posterior, la norma  general, creo que debe ser la de considerar una transferencia de derechos, condicionada  por  una legislación revolucionaria.

Tal y como decía Ramiro de Maeztu en junio de 1919, cuando las derechas le llamaban “el  malo” y mantenía estrechos contactos con el movimiento guildista británico, hasta el punto de que escribía más en Inglaterra -donde tenía un extraordinario prestigio, en los sectores intelectuales partidarios de una modificación de las estructuras sociales- que en España: “la  emancipación de los obreros de la industria solo puede consistir en la toma de posesión de los instrumentos de producción por los obreros mismos como piden los sindicalistas…”.

ENTREVISTA A VAN MARKUSS, VOLUNTARIO ESPAÑOL EN NOVOROSSIA

Por Álvaro Astray


1.- Lo primero, muchas gracias por aceptar la entrevista. Creemos necesario informar a nuestros lectores más profundamente de la guerra en Novorossia, y nada mejor que contar con alguien que ha estado sobre el terreno. ¿Cuál fue el objetivo de tu viaje a la zona?

Mi objetivo principal era el de visualizar el conflicto sobre el terreno con mis propios ojos, mostrar apoyo al pueblo novorusso (no todos los europeos del oeste estamos alienados por los mass-media) y recopilar información para posteriormente hacer tareas de contra-propaganda.

2.- ¿Cómo vive la población civil el conflicto? ¿Respeta el bando ucraniano los acuerdos de Minsk? ¿Ataca este bando a la población civil?

La población civil se ve seriamente afectada, ya no solo por el bloqueo económico que sufre la región, sino por el constante fuego de artillería al que se ven sometidos los habitantes del Donbass. La constante violación de los acuerdos de Minsk por parte de las tropas ucranianas lo pudimos corroborar en el poco tiempo que estuvimos ahí.

Además remarcar que los Grads, obuses y morteros ucros bombardean sistemáticamente zonas residenciales en donde no hay ni un solo objetivo militar con la clara intención de amedrentar a una población soberana que resiste a la ofensiva atlantista.

3.- En cuanto al conflicto ¿es realmente un conflicto fascismo-antifascismo como dicen algunos medios? ¿O es más bien un conflicto entre la soberanía y la dependencia de potencias extranjeras? ¿Hay distintas ideologías conviviendo en la misma trinchera? ¿Qué papel tiene el hegemonismo global en el conflicto?

Intentar ver el conflicto de Novorossia como una lucha entre fascismo y antifascismo es alejarse de la realidad por la vía del reduccionismo. Conviven en el seno de las milicias y el ejército batallones con divergencias ideológicas palpables, principalmente destacaría la presencia de militantes comunistas y nacionalistas.

Lo que está claramente identificado es el enemigo común: el capitalismo anglo-sionista y sus lacayos de Kiev, tontos útiles que juegan el mismo papel que el DAESH en Siria, que no es otro que el de hacerle el trabajo sucio a la mafia mundialista.

4.- ¿Qué opina la población local sobre los extranjeros que han ido a colaborar –ya sea militar o civilmente-?

Al principio, como es lógico, puedes suscitar cierta desconfianza. Pero en cuanto entienden el objetivo de tu viaje valoran muy positivamente el hecho de que vengas desde tan lejos a colaborar/implicarte en su lucha. De hecho se utiliza a los voluntarios extranjeros a modo de ejemplo para los nativos que adoptan actitudes pasivas y de no implicación en la defensa de su tierra.

5.- ¿De qué manera se puede ayudar a la población civil desde España?

Ayudar difundiendo la verdad sobre el conflicto, hacerle contrapoder a los mass-media. Luego está el envió de ayuda humanitaria, medica y de material táctico. Y por supuesto todo aquel que pueda subir tanto al frente como en la retaguardia ya sea a combatir o en tareas de apoyo.

6.- ¿Hay una opinión favorable más a la independencia, o a la reunificación con Rusia?

La mayoría de la gente (al menos con la que he podido establecer dialogo) estaría a favor de la reunificación con la Federación Rusa. Se puede observar por las calles numerosas banderas rusas así como retratos y camisetas de Putin, la preferencia por el rublo antes que por la grivna y el uso mayoritario del ruso en detrimento del ucraniano.

Todo ello da claras muestras del sentimiento de pertenencia a Rusia que tienen los habitantes del Donbass y la intención de formar parte de la Federación Rusa tal y como ha sucedido con la península de Crimea.

7.- ¿Qué destacas de tu estancia en Novorossia?


El estoicismo del pueblo novorruso, la capacidad de resistencia en la lucha. El respeto a sus símbolos, historia y sagrada tradición ortodoxa. También la clara identificación del enemigo material del pueblo (OTAN, FMI, UE…) y sobretodo destacar el sentido comunitarista/solidarista y de rechazo a los valores decadentes que rigen actualmente Occidente.

Publicado originalmente en el Semanario Utopía número 5.

domingo, 4 de octubre de 2015

NOVEDAD EDITORIAL: EUROPA-TERCER MUNDO. MISMO COMBATE

Biblioteca Metapolitika, Nº 3
1ª edición, Tarragona, 2015
21×15 cms., 200 págs.
Cubierta a todo color, con solapas y plastificada brillo.
PVP: 19 euros  

Orientaciones 

Todo parece oponerse a Europa y al Tercer Mundo. Sin embargo, actualmente todavía se les ofrece una oportunidad única. Pertenecen ya a esas áreas geopolíticas del mundo que no se funden con las superpotencias, por lo que ambos podrían ayudarse para inaugurar una tercera vía. El libro Europe, Tiers monde, méme combat, de Alain de Benoist, recuerda primero las vicisitudes de la ideología colonial y el extraño destino del Tercer Mundo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Se verá cómo las divisiones habituales entre la derecha y la izquierda rara vez han correspondido a la realidad de las fuerzas en los países del Tercer Mundo. Y es, quizá, una coincidencia, que un nuevo Tercer Mundo muy diferente del anterior, está surgiendo hoy. La situación actual del Tercer Mundo muestra la responsabilidad de las ideologías dominantes en el estado de subordinación en que se encuentra. […] Un nuevo orden económico internacional requiere la creación de grandes áreas de desarrollo autocentrado, el único modelo que puede restaurar en el mundo la diversidad que hace de la riqueza identitaria un patrimonio de los hombres y de los pueblos. ¿La ideología de los derechos humanos o la defensa de los pueblos? ¿Hay que elegir? Entonces, la elección es clara: en el momento de la uniformidad globalizante y mundialista, de la muerte de culturas y estilos de vida diferenciados y arraigados, los pueblos de Europa y del Tercer Mundo deben construir su propio destino lejos de las seducciones de Occidente y de los cantos de sirena de Oriente.
Jesús J. Sebastián Lorente

Índice

Presentación
¿Europa-Tercer Mundo? La descolonización simbólica del paradigma del desarrollismo occidental /9
Introducción / 23
Capítulo primero
Las metamorfosis del colonialismo / 33
Capítulo segundo
Nacimiento y desarrollo del Tercermundismo / 59
Capítulo tercero
Incorregibles «occidentales» / 75
Capítulo cuarto
El «desarrollo», en cuestión / 97
Capítulo quinto
Situando el Tercer Mundo / 123
Capítulo sexto
¿Qué soluciones? / 161
Reflexiones finales / 185
Conclusiones
Siete tesis sobre el Tercer Mundo / 195

Pedidos: Ediciones Fides


SEMANARIO UTOPÍA, NÚMERO 5


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