domingo, 7 de junio de 2015

LA SONRISA DEL IDIOTA

Por Manuel Ochsenreiter


Muchos políticos y periodistas europeos del sistema lloran hoy lágrimas de cocodrilo sobre la antigua Palmira siria bajo control terrorista. Expresan su preocupación porque los militantes armados del “Estado islámico” destruirán Palmyra, que alberga las ruinas de una gran ciudad que una vez fue uno de los centros culturales más importantes del mundo. No sería la primera vez que el “Estado islámico” destruye el patrimonio cultural.

Pero esas preocupaciones son profundamente hipócritas: porque muchos de los que ahora están “preocupados” son en realidad los spin doctors [1] ideológicos del “Estado Islámico” y otros grupos terroristas en Siria e Irak. Con su apoyo a la llamada “Revolución Siria” ellos alimentaron a estos grupos.

El “Estado islámico” hoy en día simplemente ejecuta su trabajo: destruyendo la civilización, desintegrando una nación entera, matando a todo el que representa el “orden” de la manera más brutal posible. Ellos atomizan Siria, el obstáculo geopolítico a los ojos de Washington y Bruselas.

Este patrón no es nuevo en absoluto:

– En Kosovo, extremistas albaneses no sólo atacan a los serbios, atacan y destruyen iglesias serbo-ortodoxas y cementerios. Ellos no sólo quieren deshacerse de la población serbia, quieren deshacerse de la presencia histórica Serbia. Los albano-kosovares profanan tumbas serbias poniendo cadáveres de animales en ellas.

– En el Cáucaso Sur, las iglesias y monasterios armenios fueron objetivos de las fuerzas de Azerbaiyán durante la guerra de Nagorno-Karabaj. La catedral armenia de Shushi fue profanada y  convertida en un arsenal de armas por las fuerzas azeríes.

No es una coincidencia que esta guerra bárbara y anti-cultural fuera apoyada por “voluntarios” (como yihadistas chechenos y afganos) en ambos casos, la ex Yugoslavia y el sur del Cáucaso.

La destrucción del patrimonio cultural, histórico, religioso y nacional es una forma eficaz de crear un “hecho consumado” en los campos de batalla geopolíticos. El propósito de esas “medidas de guerra” es desgajar a la población enemiga de sus identidades y vínculos colectivos históricos, culturales y religiosos.

Y este es exactamente el concepto ideológico del Occidente posmodernista y liberal. Ellos hacen lo mismo en Europa – por supuesto con otros medios, con el “poder blando”. Aquí nuestras élites políticas y culturales niegan la existencia y la importancia de las identidades colectivas, fantasean en nuestras universidades sobre holografías intelectuales como “identidades híbridas”, y así sucesivamente. Luchan contra la religión, “deconstruyen” la familia, crearon incluso incontables géneros para negar la existencia del “macho” y la “hembra”. Ellos convierten iglesias en grandes almacenes o edificios de apartamentos. Adoran al “individuo”, que es “libre” para actuar en una “sociedad abierta”, que en realidad significa: “mercado libre”.

El filósofo y politólogo ruso Profesor Alexandr Dugin describió una vez este proceso como una manera de difundir un “idiotismo” moderno. En la antigua Grecia el término “idiota” aludía a “un ciudadano particular, uno que no tiene conocimiento profesional, un profano”. “Idiota” fue utilizado en la antigua Atenas para referirse a quien declinaba tomar parte en la vida pública, alguien sin vínculos colectivos.

El “Estado islámico” es hoy el bulldozer de ese tipo de guerra para destruir cualquier vínculo colectivo en Oriente Medio. No es otra cosa que el ala militante del liberalismo occidental.

Nota:

[1] Spin doctors: Manipuladores de información. Normalmente son los asesores de prensa o imagen de los políticos.

Traducción y extraído de: Página Transversal
Fuente: Geopolitica.ru

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