sábado, 17 de enero de 2015

LA BATALLA DE LAS IDEAS

Por Álvaro Astray


Actualmente en esta sociedad desideologizada nos encontramos a masas sin ninguna formación política. El problema surge cuando estas masas intentan militar políticamente, haciendo más mal que bien a la ideología que dicen defender. Para vencer, hay que convencer, y esto no se puede hacer si los propios militantes revolucionarios no conocen en profundidad las ideas que dicen defender.

El comunista italiano Antonio Gramsci ya descubrió que para conquistar el poder político hay que crear hegemonía cultural, que el grueso de la población hable en los mismos términos que los partidarios e introducir los conceptos propios en la masa y que estos sean aceptados. A esta misma conclusión han llegado multitud de autores de todas las tendencias políticas, destacando el caso del francés Alain de Benoist, intelectual creador de la Nueva Derecha, y fundador de diversos grupos de estudios y publicaciones.

¿Cómo podemos llegar a esto? La respuesta es a la vez sencilla y complicada. Debemos crear una red asociaciones culturales como las que están floreciendo en nuestro país, pero supeditadas a una línea común. Al frente hay que colocar un vanguardia cultural compuesta por ideólogos y pensadores, que apoyados en editoriales y publicaciones propias puedan difundir las ideas.  

Un ejemplo claro lo tenemos en la vecina Italia, cuna del citado marxista. Este ejemplo es Casapound Italia. Tiene una línea programática con una ideología clara, el fascismo –que ellos han llamado ‘fascismo del tercer milenio’-, y han sabido crear multitud de asociaciones culturales, editoriales, círculos deportivos, artísticos y de todo tipo con el que calar en la sociedad. Tras 11 años de duro trabajo, no han conseguido un nido electoral alto (todavía), pero sus ideas han calado en un buen sector de la población, como hemos visto recientemente en las manifestaciones espontáneas contra la inmigración descontrolada, donde muchos ciudadanos se declararon a favor del movimiento ocupa nacionalista italiano.

Es necesario crear este contrapoder para poder influir en la sociedad, consiguiendo más tarde la conquista del Estado.

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