sábado, 27 de diciembre de 2014

HACIA LA LAOCRACIA

Por Alexandr Dugin


Bajo el capitalismo, los capitalistas gobiernan. Bajo el socialismo, son los representantes de la clase obrera, el proletariado, quienes gobiernan. Bajo el nazismo y el fascismo, gobierna la élite nacional o racial. Bajo la Cuarta Teoría Política, quien debe gobernar es el Pueblo (“Narod” en ruso, semejante al “Volk” alemán: no es lo mismo que la “población”).

La Rusia moderna tiene el capitalismo. Por lo tanto, es gobernada por el capitalismo y por lo tanto no por el “Narod”. Para construir una Rusia en la cual gobernará el “Narod”, es necesario lograr una revolución anti-capitalista (o, al menos, anti-oligárquica). Los magnates financieros deben ser excluidos del poder político. Y eso es lo principal. Cada uno debe elegir – el poder o el dinero. Elija el dinero – olvide el poder. Elija el poder – olvide el dinero.

La revolución debe lograrse en tres etapas:

1 Ultimátum a todos los grandes oligarcas (un centenar tomado de una lista de Forbes, más otro centenar que se oculta, pero que todos sabemos quiénes son) a jurar lealtad a los activos rusos (todos los activos estratégicos extranjeros y nacionales estarán ahora controlados por cuerpos especiales).

2 Nacionalización de todas las propiedades privadas de importancia estratégica.

3 Conversión de los grandes representantes del capital a la categoría de funcionarios con la transferencia voluntaria de sus propiedades al Estado. Supresión de los derechos civiles (incluyendo aquí el derecho al voto, la participación en campañas electorales, etc.) para aquellos que prefieran preservar el capital en escala no estratégica, pero significativa.

El Estado debe convertirse en el instrumento del pueblo. Este sistema debería ser llamado, de esta forma, Laocracia, literalmente, “el poder del pueblo (“Laos” es “pueblo” en griego).

En la sangrienta batalla por Ucrania, vemos el verdadero rostro del capital – el gran negocio ucraniano (oligarcas como Poroshenko, Kolomoisky, Akhemetov, etc.)- liderar el genocidio contra el pueblo; oligarcas rusos traicionan al pueblo al involucrarse en un acuerdo criminal con sus compañeros de clase ucranianos. Y todo esto siguiendo los intereses de la oligarquía global – el sistema capitalista mundial, centrado en los Estados Unidos.

Esto expone actualmente toda la incompatibilidad de Rusia y el capitalismo. Es o el capitalismo o Rusia. Eso ha sido perfectamente comprendido por los líderes de la Nueva Rusia. Ellos, al estar a la vanguardia de todo el pueblo ruso, en realidad han comenzado esta Revolución del Pueblo Ruso. Es por esto por lo que son ellos los que tan furiosamente atacan tanto a los devotos mercenarios de la Junta en las filas de los cerdos fascistas ucranianos, como a los elementos capitalistas liberales en las quintas y sextas columnas de Rusia. Y, más importante aún, se han convertido en enemigos existenciales del gobierno mundial y de los EE.UU. Strelkov, Gubarev, Purgin, Pushilin, Mozgovoy – todos ellos desafiaron al capital global. Y lo hicieron en beneficio del Pueblo. En este caso, en beneficio del pueblo ruso. Pero si los partidarios del pueblo ucraniano fueron coherentes, serían aliados de esta revolución, y no meros capataces del capital mundial – como lo son ahora. Pasando al lado de la Nueva Rusia, los ucranianos se volverían no tanto hacia Rusia, ni incluso hacia la parte rusa, sino al lado del Pueblo, del Pueblo con mayúscula, que lucha una batalla mortal contra el mundo del capital, al lado, finalmente, de la Laocracia.

De este modo, la campaña por venir contra Kiev no será sólo una venganza o una campaña de liberación de las antiguas tierras rusas, será una campaña en favor de la Laocracia, el poder del Pueblo, para un Estado del Pueblo.

Y no creo que la oligarquía rusa apoye esto, ella no puede comprender que sus días están contados. Esta es la razón por lo cual grita histéricamente “no envíen tropas”, ya que la victoria de la Nueva Rusia significará, inevitablemente, la resurrección de la propia Rusia, el despertar del Pueblo. Esta es la razón de los intentos desesperados por traicionar a la Nueva Rusia – esta es la agonía de la oligarquía rusa y de sus capataces públicos. Su tarea es destruir a los héroes de la Revolución de la Nueva Rusia – que es no sólo popular sino también social – y destruirla mientras que sigua siendo un capullo de flor.

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