sábado, 29 de junio de 2013

FRENTE SINDICALISTA REVOLUCIONARIO: OPOSICIÓN FALANGISTA AL FRANQUISMO (I)

Narciso Perales, miembro principal del FSR

“En 1963 se crea el Frente Nacional de Trabajadores, bajo la dirección de Narciso Perales y Ceferino Maestú, y poco después su rama estudiantil, el Frente de Estudiantes Sindicalistas (FES) a cuyo frente estaban Jorge Perales, Sigfredo Hillers y José Real, y en el que se agrupaban elementos disidentes de la Escuela Provincial de Mandos del Frente de Juventudes, junto a militantes más jóvenes. El F.E.S. se caracterizó por una reivindicación del falangismo joseantoniano que incurría, en opinión del resto de las organizaciones falangistas, en un excesivo dogmatismo, apelando a una ortodoxia fuera de tiempo.

Poco tiempo después, los conflictos surgidos entre el Frente Nacional de Trabajadores y el Frente de Estudiantes Sindicalistas, acerca de las directrices que se debían seguir, pero motivados por también determinados antagonismos personales, dieron lugar a la escisión de ambos grupos, convirtiéndose el Frente Nacional de Trabajadores en el Frente Sindicalista Revolucionario.

El FSR, dirigido por Narciso Perales, atrajo en 1966 a sus filas a Manuel Hedilla, lo que sin duda era una baza importante de cara a la competencia con el resto de los grupos disidentes. Hedilla, designado en abril de 1937 Jefe Nacional de FE de las JONS, en “ausencia” de José Antonio Primo de Rivera, había sido encarcelado por contravenir las órdenes dictadas por Franco una vez promulgado el Decreto de Unificación. Desde 1947, año en el que se puso fin al confinamiento al que fue sometido a la salida de la cárcel, Hedilla se había propuesto su rehabilitación política, lo que implicaba, aunque fuera indirectamente, un reavivamiento de los planteamientos que ya venían defendiendo desde hacía más de dos décadas los sectores falangistas disidentes, los cuales encontraban ahora una importante ayuda para su causa, aunque solo fuera por el mito que representaba Hedilla en cuanto represaliado del franquismo. Sin embargo, Hedilla no tardará en desligarse del FSR y acabará fundando, impulsado por sectores falangistas más conservadores, una nueva agrupación política, el Frente Nacional de Alianza Libre, de escasa significación.

A partir de entonces, la línea ideológica del FSR será marcada por Narciso Perales hasta que, a partir de 1970, recobren nuevo vigor los sectores sindicalistas que han ido abandonando sus orígenes falangistas. Este grupo acabará conformando, años después, el Partido Sindicalista.

Lo que a simple vista percibimos al pasar las páginas de las publicaciones del FES y de una buena parte de los boletines de los Círculos Doctrinales José Antonio (especialmente a partir de 1965), es la inclusión de un amplio número de escritos y discursos de las jefaturas de la primitiva Falange, en especial de los textos de José A. Primo de Rivera, y un constante recurrir a las efemérides de la historia del falangismo y a su calendario necrológico (asesinato de Matías Montero, ejecución de Primo de Rivera, el Cuartel de la Montaña) para elaborar una serie de escritos escasamente novedosos y en los que se insistía machaconamente en el hecho de que el programa falangista no había sido cumplido por el franquismo.

Nada parecido se encuentra en las páginas elaboradas por el F.S.R. En ellas, siguiendo la tesis de Perales de salvar la “substancia” más que la forma, que se considera perdida, y dado que de lo que se trataba era de procurar la atracción no sólo de falangistas dispersos sino de potenciales militantes del anarcosindicalismo, o de gentes no vinculadas a ninguna doctrina política en especial pero descontentos con la escasa atención que recibían las clases menos privilegiadas por parte del régimen, el nombre de Falange no aparecía por ninguna parte y la terminología falangista, a la que se recurría en escasas ocasiones (y de la que se prescinde desde finales de 1971), era tamizada o sometida a un proceso de readecuación, lo que para los puristas joseantonianos constituía una evidente distorsión o traición.

En el primer manifiesto doctrinal del F.S.R. encontramos unas líneas básicas de definición, sustentadas en un contenido anticapitalista, anticomunista, antiburgués y obrerista, enlazando con los posicionamientos de la disidencia falangista (con una clara referencia al “Movimiento que no se mueve”). El F.S.R., en opinión de sus dirigentes, nace para hacer frente:

  • A la explotación de los asalariados, que cada día perciben una parte proporcionalmente menor del producto de su esfuerzo, potenciado cada día más por la técnica.
  • A la especulación de solares y viviendas, el fraude financiero y comercial, el cohecho de los funcionarios públicos, la impunidad para los delincuentes y capitalistas. 
  • Al crecimiento de los grupos financieros que manejan los resortes del Estado a su beneficio.
  • A los intelectuales que quieren canalizar el descontento del pueblo español de forma que se salve el capitalismo con la apariencia de una democracia falsa: la democracia burguesa.
  • A los comunistas que pretenden poner el Movimiento Obrero al servicio de una de las dos potencias imperialistas, y hacer triunfar en España una revolución traicionada y fracasada en Rusia, Polonia, Hungría, Checoslovaquia, etc.; y que acabó en otra forma de explotación a los trabajadores.
  •  A la sociedad burguesa, corrompida por la propaganda, el erotismo, el lujo y la comodidad.”


Extraído de: La extrema derecha en España del Tardofranquismo a la consolidación de la democracia (1967-1982) Rodríguez Jiménez, José Luis; Fernández García, D. Antonio

Copiado de: http://eprints.ucm.es/2360/1/AH0033802.pdf (Formato PDF), respetando posibles faltas de ortografías.

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